jueves, 27 de diciembre de 2007

Un Lugar Para los Afectos

Dios define al corazón de la mente como la fuente de la vida, del alma o animo de los hombres (Proverbios 4:23). De este corazón es de donde proceden aquellos pensamiento que determinan las acciones, y de él emana nuestro carácter e individualidad (Proverbios 23 :7). Para el pensamiento hebreo el corazón era considerado como el lugar de la comprensión, del razonamiento, de la reflexión, de las opciones y de la vida afectiva del hombre, y también como la sede del pensamiento y de la actividad intelectual.
Y podemos inferir entonces, que el lugar donde moran los afectos y sentimientos más profundos e íntimos del ser humano se encontrarían en el corazón de la mente del hombre.
Dios compara al corazón con un “tesoro” (Mateo 12:35) queriendo significar con ello el grado de importancia, valor y relevancia que tiene para la manifestación de la vida del hombre, tanto sea de alma, como espiritual; por lo tanto la necesidad de su resguardo y cuidado son fundamentales.

La Biblia declara que tan solo existen dos lugares posibles en donde podemos orientar y depositar nuestros afectos y devoción en la vida, y de acuerdo para donde se incline más nuestro corazón, ello determinará el tipo de fruto o resultado que obtendremos.

Colosenses 3:1
Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios.

Colosenses 3:2
Poned la mira (froneo) en las cosas de arriba, no en las de la
tierra.


Dios nos comunica la coexistencia de dos realidades que diferentes, debido a su naturaleza, son fundamentales y determinantes para la vida de todo hombre. Estas son las “realidades terrenales” capaz de ser percibidas y palpadas por cualquier individuo, y las “realidades espirituales” que generalmente permanecen ocultas o poco claras al entendimiento humano fuera de la instrucción que da la Palabra de Dios. En Colosenses 3 :1-2 son denominadas como: “Las cosas de la tierra” y “Las cosas de arriba”.
La palabra “mira” es una palabra griega (froneo) que enfatiza una particular característica de la mente: “La facultad especifica de la mente y del pensamiento del hombre, en relación a la parte emotiva y de los sentimientos de la persona”. Figurativamente froneo se refiere al lugar de los pensamientos donde se ponen y habitan los afectos y sentimientos del ser. La raíz de esta palabra significa la envoltura del Corazón, y figurativamente también suele usarse para referirse al:
corazón, alma o animo del hombre.

Esta palabra froneo, es traducida en la Biblia en diferentes versiones como: mira, pensar, poner, sentir,. Algunos han definido simplemente a esta palabra como “mente” o “pensamiento”, y si bien es una de sus acepciones, es una definición muy general, que prestaría a confusión con la vida de pensamiento racional de los hombres; y que no dejaría en claro que, particularmente, se refiere a aquella
facultad de la mente en referencia a los afectos y los sentimientos como elemento de cuidado dentro del corazón de la mente.

Este mal entendido ha hecho pensar a algunos grupos cristianos que, la renovación del entendimiento, a la cual Dios se estaría refiriendo en la Biblia ( Romanos 12:2), “tan solo” tendría que ver con la capacidad racional, de comprensión y de menoría, como forma de excluir a los sentimientos, emociones, afectos y pasiones del hombre. Tal doctrina ha producido muchos errores prácticos dentro del cristianismo, predicando que tales sentimientos, afectos, y emociones, pertenecerían a la debilidad de la carne la cual debe ser eliminada.
En Colosenses Dios no nos dice de ninguna manera, que neguemos nuestros sentimientos, pasiones y afectos, sino
que procuremos poner nuestros pensamientos relacionados con los afectos y sentimientos en “las cosas de arriba” y “no en las de la tierra”.
Hemos sido educados por “la corriente de este mundo”(afectado por las consecuencias de la desobediencia de Adán) a enfocar nuestras pasiones y afectos y expectativas en cosas terrenales, formado así la gama de criterios y valores de los seres humanos, distorsionándolos del verdadero propósito para lo cual Dios los había diseñado desde el origen. Originalmente Dios le proveyó a Adán de vida de alma, con sentimientos, emociones, afectos; con cinco sentidos y capacidad de razón, como elementos necesarios de percepción, para poder interactuar con el habitad que Dios había provisto para el hombre, lo mismo como para interactuar con los otros seres vivientes. Pero junto a la vida de alma, también Dios le proveyó a Adán, de una vida de naturaleza particular, de carácter espiritual, que lo hacia participar y relacionarse con su Creador a imagen y semejanza de Él (quien era Espíritu y Santo) y proveyéndole de un nuevo criterio de origen espiritual en donde lo terrenal se encontraba sujeto a lo espiritualmente santo. Luego de la caída de Adán y a consecuencia de la perdida de esta vida espiritual en el hombre, se vio afectado también dicho criterio espiritual. A partir de allí la humanidad toda quedó sumida a la única posibilidad de criterio, a uno de naturaleza meramente terrenal, pero como sí esto hubiera sido poco, la tierra fue también afectada, volviéndose maldita, y junto con ella, fueron trastornados los valores y criterios terrenales pues a partir de ese momento lo terrenal estaría sujeto a lo espiritualmente impío.
Por ello el pretender separar la razón de los afectos y sentimientos en la vida practica de los hombres, es tan letal como procurar separar el alma del cuerpo. ¿Cómo entonces pensar que Dios propondría semejante cosa?. Tan solo Dios nos propondrá cambiar nuestra perspectiva y naturaleza de nuestros criterios y valores, de lo terrenal a lo espiritual. Por lo tanto, el racionalismo y el sentimentalismo cristiano, propondrán mandamientos y formulas, viciadas de criterios meramente humanos y terrenales, que tan solo producirán alejarnos del verdadero valor practico del cristianismo (basado en el amor de Dios), para remplazarlo por
“religión”.

Dios, en las palabras “Poned la mira (los afectos) en las cosas de arriba”, nos alienta a que pongamos los afectos más íntimos, los pensamientos que envuelven al corazón, en las cosas de arriba basándonos en un nuevo criterio de origen en Dios. Pero, ¿A que se refiere la Palabra de Dios con la expresión “las cosas de arriba”?. Para entender dicha expresión será necesario que veamos el siguiente pasaje de los Evangelios:

Juan 3:1
Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos.

Juan 3:2
Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él.

Juan 3:3
Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere “de nuevo”, no puede ver el reino de Dios.


La palabras “de nuevo” es la misma palabra para “de arriba” en Colosenses 3:1-2 . Cuando Jesús se refirió a nacer de nuevo se refería al nacimiento que proviene “de arriba” a renacer del espíritu de Dios, con características semejantes a las de Adán antes de la caída.
Podemos concluir entonces de Colosenses 3:1-2 que poner los afectos y expectativas en “las cosas de arriba” estaría haciendo referencia a anhelar aquellas realidades que pertenecen al nuevo nacimiento, que hemos recibido cuando aceptamos a Cristo como nuestro Señor para vida nueva. Mientras que las palabras “de la tierra” hace referencia a cuando los afectos y expectativas son puestos en las cosas de este mundo, que tendrán como resultado entre otras cosas, aflicción de la carne, pues la tierra se encuentra maldita.

Gran numero de cristianos alejados del conocimiento de las realidades del nuevo nacimiento, y no conociendo otro lugar en donde poner sus expectativas y afectos que en las cosas de la tierra, padecen aflicción en la carne y afectados por el mundo viven: frustrados, decepcionados, desesperanzados, cargados de emociones y sentimientos desencontrados con: miedos, angustias, depresión, pánico, con malos deseos, envidia, odio etc. y con conductas tales como: ira, enojos, pasiones desordenadas y violentas, que promoverán a formar una carga aun más pesada en la conciencia llamada
“conciencia de pecado”

Pensemos un instante en lo siguiente, La creencia genuina: ¿Es tan solo el resultado de la aceptación de razones o motivos conveniente o intelectualmente elaborados, o por el resultado del reconocimiento y entendimiento de una relación afectiva con nuestro Padre Celestial que nos producirá estar confiados en Él?. No habrá una creencia genuina a menos que decidamos inclinar nuestros afectos, nuestra confianza, nuestra expectativas en todo aquello que Dios ha hecho amorosamente por nosotros y en nosotros en Cristo Jesús, pues creyendo en ello nunca seremos avergonzados.

Romanos 10:11
Pues la Escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado
.

El otro día leí un articulo que definía el mecanismo de la creencia en el hombre, que me gustaría analizarlo a la luz de lo que hemos visto hasta aquí

"Creencia es la sensación de certidumbre de algo que surge de una idea. Podemos tener ideas sin creer en ellas, hasta que disponemos de suficientes referencias. Cuando “sentimos” que una idea es cierta, se convierte en creencia".

Una sensación de certidumbre provocará en nuestro corazón la exposición de aquellas verdades anunciadas por las “Buenas Nuevas” del Evangelio de Cristo, que invitará inclinar nuestros afectos y pensamientos mas íntimos a aceptarlas para luego responder apropiadamente a la extensión del afecto amoroso de Dios en nuestras vidas.
Podríamos memorizar versículos y pasajes enteros de la Biblia y hasta citarlos literalmente pero, sin certidumbre no habrá creencia. Nuestro grado de certidumbre sobre el amor que El Padre tiene por nosotros determinará nuestra creencia, generando confianza, una confianza que nos hará confesar con la boca, aquellas cosas atesoradas previamente en el corazón; tales como:
...Sí Dios es con nosotros, ¿quien contra nosotros?... , o ...El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre...

Dios nos invitará y ayudará a desarrollar en nosotros aquellos sentimientos de afecto y de amor como los “hubo también en Cristo Jesús”.

Filipenses 2:5
Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús,


La palabra “sentir” aquí es la misma palabra usada para “poner la mira” (froneo) de Colosenses 3:2. Este sentir o sentimiento que tuvo Jesucristo fue el resultado de una relación afectuosa con Su Padre Celestial que movió su animo a llevar a cabo y cumplir la Voluntad de Dios en un servicio amoroso en beneficio a otros.


Dios sabe que tanto la razón como las emociones son partes de nuestra vida de alma , y Él, por medio de su afecto espiritual, por la manifestación de su gran amor, tratará de encausar los nuestros, conmoviendo nuestras almas utilizando la herramienta espiritual fundamental, “la espada de doble filo”, La maravillosa, eficaz y viviente Palabra de Dios.

Hebreos 4:12
Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.

martes, 11 de diciembre de 2007

Hacia un Entendimiento Renovado y Transformador

Es parte de la naturaleza del hombre el buscar adaptarse al mundo en que vive, tomando para sí las formas de las diferentes tendencias, modas o estilos de vida a lo largo de los tiempos, “siguiendo la corriente de este mundo” (Efesios 2:2). Las diversas culturas y costumbres han formado la gama de criterios y valores de los seres humanos, y el mundo en que vivimos es un fiel reflejo de ello. El mundo de hoy día, en su esencia, no es muy diferente al de los tiempos bíblicos ya que presentan los mismos conflictos y problemas existenciales que entonces, pues las causas que se opusieron a La Verdad de Dios son las mismas que en estas épocas, las diferencias son tan solo aparentes pues han cambiado en su forma de presentación, y utilizando los mismos métodos de distracción, pero con apariencia diferente, que igualmente efectivos, intentan producir los mismos resultados. Los métodos que el mundo siempre ha promocionando para alejar a las personas de Dios, fueron y siguen siendo : las presiones y los placeres. Con ellos ha intentado y en muchos casos con éxito, lograr quebrantar la voluntad de los hombres.
Una de las razónes de: ¿por que esto sucede?, es porque el pensamiento y corazón del hombre tienen la particular característica de ser maleables, y sensibles a las diferentes circunstancias y experiencias de la vida y ante estas, el hombre ignorante de los asuntos de Dios, y ante la necesidad de adquirir una forma, buscará adaptarse o conformarse como lo haría un liquido dentro de un recipiente, tomando la forma de este, sea cual fuere ella. El mundo o sistema de vida como un recipiente, nos propondrá un esquema determinado para que tomemos su forma, para que basemos nuestra vida bajo sus conceptos, valores y normas, para formar en nosotros un criterio totalmente vano, errático y sin sentido. Pensamientos de ansiedad o frustración (por no realizar aquellas expectativas que el mundo propone), o de insatisfacción personal o falta de sentido en la vida (por haberlas logrado y no hallar en ellas contentamiento) serán el fruto de poner nuestra mira o nuestros objetivos en las cosas de esta tierra.
El mundo sutílmente procurará ir formando los sentimientos y los afectos en las personas con la intención de lograr que estos se vuelvan sensibles al mundo pero insensibles a las cosas de Dios a tal punto que ellas le sean veladas.

2Corintios 4:3
Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto;

2Cocorintios 4:4
en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.

Pero a pesar de ello Dios siempre estará dispuesto a darse a conocer a todo hombre sin importar su condición o estado, dando muestra de su amor y misericordia, para ello Él envió su Palabra, para sanar y librar de la ruina al hombre. Afectuosamente Dios se relaciona con los hombres, comenzando Él a tomar la iniciativa, unilateralmente, procurando y esperando pacientemente su correspondencia, estimulando el interés y voluntad del receptor de Su afecto. El trabajo de Dios es ir estimulando los afectos en el hombre por medio de la manifestación de su amor y a través de su Palabra; para ayudar a inclinar sus voluntades a la de Él.

Isaías 65:1
Fui buscado por los que no preguntaban por mí; fui hallado por los que no me
buscaban. Dije a gente que no invocaba mi nombre: Heme aquí, heme aquí.

Dios, “siembra” el afecto de Su Amor, en todo individuo, sin hacer acepción de personas, e invita a todo hombre y mujer a participar de su bendita salvación, y a conocer la maravillosa verdad de su Voluntad por medio del conocimiento de Cristo; con la expectativa puesta en una respuesta favorable a Su amor.

Esta realidad, la de tomar la forma del mundo, no es ajena a los cristianos, pues el nuevo nacimiento, el ser salvos, no cambia espontáneamente la mente del hombre, a pesar que espiritualmente haya recibido potencialmente la habilidad de transformarse en un hombre nuevo para manifestar la mente de Cristo.

1Corintios 2:16
Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.

La Palabra de Dios es eficazmente viva para producir en nuestros corazones la tarea transformadora para reflejar la luz de Cristo, pues Dios a puesto ese tesoro (espíritu santo) dentro de esta vasija de barro que es nuestra condición de debilidad humana y carnal ( 2Corintios 4:7).
La manera en que nos presentemos ante Dios, será determinante para que Él pueda comenzar esta tarea transformadora en nosotros, de tal manera que nuestra nueva condición, manifestando al nuevo hombre, no tenga semejanza alguna con la anterior.

Romanos 12:1
Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.

Romanos 12:2
No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.

La instrucción simple de la Palabra de Dios es la de no tomar la forma de este mundo (representado en la palabra siglo), sino buscar ser trasformados por medio de un entendimiento renovado. De la palabra griega para transformaos se deriva nuestra palabra castellana Metamorfosis , que es utilizada para denominar la transformación de la oruga en una mariposa. De tal magnitud será esta transformación por medio de la renovación del entendimiento por la eficacia y vitalidad de la Palabra de Dios que producirá que de vasijas de barro pasemos a ser como un espejo para reflejar la luz de Cristo.

2Corintios 3:17
Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.

2Corintios 3:18
Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.

lunes, 10 de diciembre de 2007

Desde los Afectos y los Sentimientos

Gran numero de cristianos basados en sus propios sentimientos y emociones, o movidos por deseos de realización personal, buscan conciente o inconscientemente justificar sus acciones, expresando que con ellas llevan a cabo la Voluntad de Dios; adjudicando así la responsabilidad a Dios de cosas que talvez Él no ha dicho hacer. Otros en cambio, y en algunos casos sin tener conciencia plena de ello, son movidos por la obtención del reconocimiento o la aceptación publica, en su búsqueda de afecto meramente humano, se engañan a sí mismos, creyendo que lo que hacen es el fruto del amor de Dios en sus vidas. Basta con hacer un poco de memoria en la historia de la humanidad para reconocer las cosas absurdas hechas por los hombres en el nombre de Dios.

El uso correcto de La Palabra de Dios y la acción del espíritu santo en nosotros, nos permitirán separar para ordenar aquellos pensamientos que son nuestros de aquellos que provienen de Dios. Mejor será entonces que usemos bien la herramienta aguda de Su Palabra que nos permitirá reconocer el verdadero motor de nuestras acciones y conductas, y en que cosas estamos depositando nuestros afectos y expectativas. El conocimiento de Su Palabra y la operación de la manifestación del espíritu santo dentro de nosotros nos ayudará en dicha tarea.
Filipenses 3:15 declara que si sintiéramos alguna otra cosas que difiriera con Su Voluntad, Él nos lo haría saber, trabajando en nuestros corazones hasta el punto de exponerlo claramente, reduciendo así al conflicto a una cuestión de “simple honestidad”.

La intención que deberiamos desorrollar sería la de hallar aquella información básica dentro de las Escrituras para comprender el punto de vista de Dios sobre la vida tanto de los afectos, de las pasiones y sentimientos, como la del pensamiento reflexivo y de los razonamientos lógicos que tan activamente participan formando el animo y carácter de todo hombre, para saber que hacer con ellos a la hora de vivir una vida agradable a Dios.

Haciendo un análisis del pensamiento cristiano podemos observar en general dos corrientes doctrinalmente opuestas y diferentes en referencia a cual sería el papel que jugarían los sentimientos, los afectos y las pasiones en las vidas de los cristianos.
Están aquellos que dedicándose al estudio intensivo y exhaustivo de las Escrituras, dan preeminencia a la razón sobre los afectos y emociones, proclamando la necesidad de negarse a si mismo, desechando todo tipo de pasiones, sentimientos, afectos y emociones, en beneficio de adquirir “cierto grado de espiritualidad”, como parte de un plan para hacer morir lo terrenal y la carnalidad en sus vidas, exaltando así la razón y el pensamiento reflexivo por encima de las pasiones y sentimientos .

Mientras otro grupo cree y proclama una vida espiritualmente verdadera basada en expresiones tanto verbales como corporales, que efusivamente exageradas y cargadas de sentimentalismo, promueven más bien la exaltación de las emociones por encima de la enseñanza correcta de la sana doctrina de las Sagradas Escrituras. Dichas sensaciones y emociones son consideradas por este grupo de cristianos como “maneras o formas” de la manifestación de la presencia del espíritu de Dios en sus vidas.

Estas dos posturas doctrinalmente religiosas, han producido desconcierto, duda y confusión en la vida practica de algunos cristianos, que con sentido común, desechan estas formas extremas de doctrinas y con deseo de agradar a Dios, no saben como conjugar la vida de los sentimientos, la de las pasiones y el mundo de los afectos, con la vida intelectual de la razón y del pensamiento reflexivo, tan necesarios para el entendimiento y comprensión de la Voluntad de Dios, y cual seria el lugar que deberían ocupar cada una de ellas en sus vidas sin afectar su relación con Dios y con los hombres.
Las pasiones humanas no serían ningún impedimento para nuestro desarrolo como cristianos si comprendemos que la clave se encuentra en reconocer nuestra incapacidad de producir fruto espiritual sin la amorosa y maravillosa intervención de Dios en nuestras vidas. Y la manera en que evidenciamos dicho reconocimiento es cuando acudimos en oración a nuestro Padre Celestial invitandolo a participar en nuestro andar cristiano.

Santiago 5:17

Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras, y oró fervientementepara que no lloviese, y no llovió sobre la tierra por tres años y seis meses.

Santiago 5:18

Y otra vez oró y el cielo dio lluvia, y la tierra produjo su fruto


domingo, 9 de diciembre de 2007

El Amor y los Afectos


... Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.
Mateo 22:37


Desde un punto de vista simple y usando un recurso pocas veces explotado, el sentido común, podemos definir tanto al amor, como al afecto, como dos expresiones del sentimiento humano. Podemos observar que de todas las formas o maneras en que puede ponerse de manifiesto los afectos ( por ejemplo: desde un abrazo, un beso, una palabra de aliento, una ayuda oportuna etc.), podríamos expresarla en una sola y única palabra que resumiría en su totalidad las diferentes expresiones de los afectos y esa palabra es la palabra AMOR . Podríamos decir entonces que el AMOR seria el motor o el motivador de los afectos.

Entre las variadas maneras en que los hombres solemos relacionarnos con otros individuos, podríamos decir, que la más intensa, la más fuerte y beneficiosa relación se produce cuando esta está basada desde los afectos y mucho más lo serán, cuando ese afecto es movido por el amor de Dios, pues, el más refinado y puro de los afectos, de la más intensa manifestación del amor humano, no tendrá absoluta relación y comparación en forma, magnitud y provecho, con la menor de las expresiones de un afecto producto de la comprensión del amor de Dios en la vida de un hombre

Podemos observar también, que en general las personas somos sensibles a los afectos tanto para recibirlo “de otros” como para proporcionarlo “a otros”.
En principio, cuando se da afecto, se lo hace de manera unilateral o sea de un sujeto a otro, procurando estimular su correspondencia; pero no siempre es correspondido pues depende del interés y voluntad del que lo recibe.
Por otro lado aquel que recibe el afecto, podría ser movido a responder de manera apropiada inclinando sus propios afectos hacia aquél que le ha dado del suyo entablándose así una relación afectuosa que se va realimentando entre ambos.
De la misma manera se relaciona afectuosamente Dios con los hombres, comenzando Él a tomar la iniciativa, unilateralmente, procurando y esperando pacientemente su correspondencia, estimulando el interés y voluntad del receptor de Su afecto. El trabajo de Dios es ir estimulando los afectos en el hombre por medio de la manifestación de su amor y a través de su Palabra; para ayudar a inclinar sus voluntades a la de Él.


Considerando un aspecto de la característica de Dios, 1Juan dice que: “Dios es amor” por lo cual podríamos decir que, su Voluntad es una voluntad basadas en los afectos de Su Amor y no en una voluntad caprichosa, demandante y posesiva, Su Voluntad esta relacionada con Su Deseo y Su Querer (querer por amor); y Su Voluntad es buena, es agradable y es perfecta (Romanos 12:2 b)

1Timoteo 2:3
Porque esto es bueno y agradable delante de Dios nuestro Salvador,

1Timoteo 2:4
el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad.

Dios, “siembra” el afecto de Su Amor, en todo individuo, sin hacer acepción de personas, e invita a todo hombre y mujer a participar de su bendita salvación, y a conocer la maravillosa verdad de su Voluntad por medio del conocimiento de Cristo; con la expectativa puesta en una respuesta favorable a Su amor.
Nuestra tarea entonces será , el conocer Su Voluntad, para ir correspondiendo a dicho estimulo poniendo nuestros afectos y expectativas en aquellas cosas que Dios tan amorosamente ha hecho por nosotros en Cristo Jesús, para volvernos de esta manera más sensibles en el reconocimiento del amor que Dios tiene por nosotros y menos sensibles a la cultura cruel de este mundo pasajero.

1Juan 2:15
No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.

1Juan 2:16
Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.

1Juan 2:17
Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.

Para poder entenderlo veamos algunos conceptos que Dios da para que identifiquemos cuales son las características de poner los afectos en las cosas de esta tierra. Por ejemplo: amadores de si mismos (2Timoteo 3:2), de los deleites (2Timoteo 3:4), amor al dinero(1Timoteo 3:10), conformarse a este mundo (Romanos 12:2) etc.


El afecto humano está directamente relacionado con las emociones y los sentimientos del hombre producto de los pensamientos más íntimos del ser, siendo el lugar donde moran esta dirección de pensamiento, en lo que la Biblia ha dado en llamar como EL CORAZON DEL HOMBRE de donde emana o procede la vida .