martes, 11 de diciembre de 2007

Hacia un Entendimiento Renovado y Transformador

Es parte de la naturaleza del hombre el buscar adaptarse al mundo en que vive, tomando para sí las formas de las diferentes tendencias, modas o estilos de vida a lo largo de los tiempos, “siguiendo la corriente de este mundo” (Efesios 2:2). Las diversas culturas y costumbres han formado la gama de criterios y valores de los seres humanos, y el mundo en que vivimos es un fiel reflejo de ello. El mundo de hoy día, en su esencia, no es muy diferente al de los tiempos bíblicos ya que presentan los mismos conflictos y problemas existenciales que entonces, pues las causas que se opusieron a La Verdad de Dios son las mismas que en estas épocas, las diferencias son tan solo aparentes pues han cambiado en su forma de presentación, y utilizando los mismos métodos de distracción, pero con apariencia diferente, que igualmente efectivos, intentan producir los mismos resultados. Los métodos que el mundo siempre ha promocionando para alejar a las personas de Dios, fueron y siguen siendo : las presiones y los placeres. Con ellos ha intentado y en muchos casos con éxito, lograr quebrantar la voluntad de los hombres.
Una de las razónes de: ¿por que esto sucede?, es porque el pensamiento y corazón del hombre tienen la particular característica de ser maleables, y sensibles a las diferentes circunstancias y experiencias de la vida y ante estas, el hombre ignorante de los asuntos de Dios, y ante la necesidad de adquirir una forma, buscará adaptarse o conformarse como lo haría un liquido dentro de un recipiente, tomando la forma de este, sea cual fuere ella. El mundo o sistema de vida como un recipiente, nos propondrá un esquema determinado para que tomemos su forma, para que basemos nuestra vida bajo sus conceptos, valores y normas, para formar en nosotros un criterio totalmente vano, errático y sin sentido. Pensamientos de ansiedad o frustración (por no realizar aquellas expectativas que el mundo propone), o de insatisfacción personal o falta de sentido en la vida (por haberlas logrado y no hallar en ellas contentamiento) serán el fruto de poner nuestra mira o nuestros objetivos en las cosas de esta tierra.
El mundo sutílmente procurará ir formando los sentimientos y los afectos en las personas con la intención de lograr que estos se vuelvan sensibles al mundo pero insensibles a las cosas de Dios a tal punto que ellas le sean veladas.

2Corintios 4:3
Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto;

2Cocorintios 4:4
en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.

Pero a pesar de ello Dios siempre estará dispuesto a darse a conocer a todo hombre sin importar su condición o estado, dando muestra de su amor y misericordia, para ello Él envió su Palabra, para sanar y librar de la ruina al hombre. Afectuosamente Dios se relaciona con los hombres, comenzando Él a tomar la iniciativa, unilateralmente, procurando y esperando pacientemente su correspondencia, estimulando el interés y voluntad del receptor de Su afecto. El trabajo de Dios es ir estimulando los afectos en el hombre por medio de la manifestación de su amor y a través de su Palabra; para ayudar a inclinar sus voluntades a la de Él.

Isaías 65:1
Fui buscado por los que no preguntaban por mí; fui hallado por los que no me
buscaban. Dije a gente que no invocaba mi nombre: Heme aquí, heme aquí.

Dios, “siembra” el afecto de Su Amor, en todo individuo, sin hacer acepción de personas, e invita a todo hombre y mujer a participar de su bendita salvación, y a conocer la maravillosa verdad de su Voluntad por medio del conocimiento de Cristo; con la expectativa puesta en una respuesta favorable a Su amor.

Esta realidad, la de tomar la forma del mundo, no es ajena a los cristianos, pues el nuevo nacimiento, el ser salvos, no cambia espontáneamente la mente del hombre, a pesar que espiritualmente haya recibido potencialmente la habilidad de transformarse en un hombre nuevo para manifestar la mente de Cristo.

1Corintios 2:16
Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.

La Palabra de Dios es eficazmente viva para producir en nuestros corazones la tarea transformadora para reflejar la luz de Cristo, pues Dios a puesto ese tesoro (espíritu santo) dentro de esta vasija de barro que es nuestra condición de debilidad humana y carnal ( 2Corintios 4:7).
La manera en que nos presentemos ante Dios, será determinante para que Él pueda comenzar esta tarea transformadora en nosotros, de tal manera que nuestra nueva condición, manifestando al nuevo hombre, no tenga semejanza alguna con la anterior.

Romanos 12:1
Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional.

Romanos 12:2
No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.

La instrucción simple de la Palabra de Dios es la de no tomar la forma de este mundo (representado en la palabra siglo), sino buscar ser trasformados por medio de un entendimiento renovado. De la palabra griega para transformaos se deriva nuestra palabra castellana Metamorfosis , que es utilizada para denominar la transformación de la oruga en una mariposa. De tal magnitud será esta transformación por medio de la renovación del entendimiento por la eficacia y vitalidad de la Palabra de Dios que producirá que de vasijas de barro pasemos a ser como un espejo para reflejar la luz de Cristo.

2Corintios 3:17
Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.

2Corintios 3:18
Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.

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